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11 jul 2012

HACIA




Fotos: Tere Korondi.



El lugar brilla por su intimidad y ocultamiento donde el espejo se impacta de ademanes y señas no autorizadas. En conversaciones trascendentales pero inventadas.
Como las de las locas del este que llegan tarde a sus diálogos y arrancan temprano con monólogos sueltos de cuerpo y de pared de rebote.
Solo el recuerdo. La memoria, el juicio fallido, el acto ciego.
En esa intimidad remota me huele el olfato de un voyeur que imagina el resto del cuento.
Es mi sombra en la losa resplandeciente empolvada, donde me ve el pensamiento de tu intruso y yo invito a tu intruso a mi centro.
No hay musa entre cuatro paredes si de máscaras solo resplandecen silencios y estoy observada por los ojos de agua.
La idea de mí: el sacrificio intacto de una perturbación onerosa.

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