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22 jul 2016

LA REVOLUCIÓN DE LAS SILLAS



Hay una piedad quieta en el asiento
destinado a servir de soporte
                        (aunque a veces el hastío cambie de prisa
los lugares comunes).

Frente al padre quién no sufre
esa arrogancia de sitial instalado
en la postura ventajosa.

Junto a la madre
se está seguro, ese lugar es resguardo
de pesadas cargas:
      malos tratos
      funestas cercanías
(pero aun allí se añora el espacio de algún amor
que no tuvo límites donde lograr su afincamiento).
Muy cerca del hermano,
          que busca a ciegas un lugar en el regazo,
se abrirá la piedad.

Y finalmente,
               por qué no todos los lugares cambiados,
                                                     para distraer:
la limpieza general
las ubicaciones
los desvencijados tronos
los bajos fundamentos.


Gunnar Smoliansky

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