Mi río de savia roja recordará esta promesa
y exigirá al dedo índice que describa el infinito.
Sin llave abrirá la puerta. Timbre viceversa.
Yo te invito ahora a clavarme si fueras espada
apretando mi cinto sobre la cadera de bisagra.
La sangre no te la debo. La tengo acuchillada.
Chirriante irán subiendo ascensores botón
de líquida luz espesando poros de vos de mí.
Te quiero adentro hoy yéndote en alimento
para mis huesos, en cualquiera de mis huecos.
Abrocho al presente la firma de mi mañana.
Si es sobre mi tobogán de garganta te ingiero.
Y te trago en reversa en el anillo de mis entrañas.
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