Vos no lo sabés pero me toqué donde debieras
tocarme. Y ahora que lo sabés, todo atraso es tuyo.
Pero por si aún no lo sabés, el infinito de tu
toque donde mi mano, es tal como debiera sentirse si vos no estuvieses atrasado
un murmullo de animales entre el follaje, la
blandura tensándose, olor a almizcle
es el recuerdo que inventa mi futura memoria y mi
olfato, atrapados en el cemento y en mis piernas que te gimen.
No lo sabés pero no acaba la noche que abriste, ni
en mi espera, ni en tu anhelo.
No acabará aún el día en que nos hagamos trago.
Haré cuchara con mi lengua en tus entrañas, hurgando en tu boca para
desenterrar los dolores… los duplicaré sobre mi espalda.
Quiero expandirte la locura, para dolerte nuevo.
De tan hirviendo serás helado como una sierra que
abre al medio mi pubis. Cantaré mi grito para seguirte sufriendo.
Armaremos la disolución de las promesas.
Te someto a mi abrazo, desde ya, antes que sepas de
qué color se tiñe mi ausencia
la ausencia que nacerá donde debieras tocarme y
donde cada atraso seguirá siendo tuyo.
Donde cada palabra lejos de la boca es una
traición, estiro la turbación, me agoto de vos y te pido: rompeme la memoria
haceme añicos de vidrio el alma, para que no haya
otro mortal capaz de acariciarla.
Dejame sola del mundo, asesiname las certezas.
Llamame tuya y adentro.
Aprisioname con la llave de tu dura incertidumbre
para que te cabalgue hasta que me haga blanca.
No lo sabés pero ganaste mi derrota, la madura
saliva de mi espera.
Y ahora que lo sabés, todo líquido en vos será mi
resurrección
donde ya sos el artífice de mis muertes
la madrugada llega en ruinas.
Tuve que soñarte derrumbando las puertas del tiempo
despierta soñarte, haciendo trizas mis relojes, no
mis agujas. Pellizcando la piel, yo sé tu existencia
y la bebo densa en las ganas, y la lloro en el
placer sin tu forma
ese que sabés que nace y explota donde yo me toco.
Donde vos debieras tocarme.
Vos no lo sabés pero hace rato que naufrago donde
vos, que nado donde vos, que dejo de tener, que me derramo, donde vos.
Y si acaso lo supieras, abrime un hueco donde yo
para que me habites y armes un refugio temporal.
Si animaras un soplo me desarmaría. Encima tuyo.
Agitando las crines, vestigios de mi salvaje que no
te llora y te goza. Donde vos.
donde vos perseguís mi cuello, yo ando descalza
mordiendo la fruta de tu desolación.
Vos no lo sabés pero soy la fuga, al costado de tu
aliento
ya casi lo estás sabiendo porque mi aliento lo
exalta
allí justo apenas por la cuerda que se afloja
y oxigena mi asfixia para seguirte implorando.
Me hundo en el vaso, me fijo en la noche. Sos una
ventana a lo tenue
me hago melaza en la brisa que me ata a tu
plegaria.
Busco busco busco rasgando la urgencia y no te
tengo
o será que te tengo invisible desde aquella vez en
mi espalda
Será la lluvia que no para
y no parará mi diluvio en tanto no te seques en mí.
Será la caída de los cielos, repetidos y de estreno
el sinfín se volverá transparente para colarnos
entre el aullido de los Dioses
desterrarlos de sus nombres, hacerlos nuestros
allá donde habrá nacido el Reino de nuestras
soberanías
donde todo sea lo perdido.
Vos no lo sabés pero te estoy escribiendo dentro
soy la sangre que pone la firma en tus huesos.
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