La muerte es cuando deja de gotear.
Es árida como un beso equívoco.
Es como esos silencios que no dicen nada.
Es un sueño dentro de un sueño olvidado
o la boca entreabierta que no halló un lenguaje.
La suspensión del bucle recursivo.
Un espejo ciego, un reloj quieto, una pipa seca.
Es la demostración empírica del ser
y la última conquista del nominalismo.
Y al morir, quizá descubra o comprenda
que el dolor, las caricias, los libros,
la geometría y los océanos
no estuvieron allí, ni yo.
Litografía: Endormie. Roland Topor. |
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