Trataré de ser breve al principio.
Trataré de ser piedra, amarillo,
seco,
cemento, arena y profiláctico.
Materiales para la construcción.
Escucho el estruendo de una bolsa pesada golpeando contra el piso.
Dentro de la bolsa se rompe lo roto.
Trataré de ser breve al principio y no enredarme en palabras:
Los filos rasgaron la tela de la bolsa.
Por sus tajos se derrama sangre polvo amarillo arena semen seco.
Materiales para la destrucción.
Trataré de sorberme al principio,
aunque el polvo sediento quite toda humedad y seque mis pulmones.
Trataré de no ser enunciado. De no ser vicio.
Trataré de servirme al principio.
Para algo.
Para que semejante estallido no caiga en saco roto, en forro pinchado.
Es que el estallido es parte del saco roto.
El ruido es parte del golpe pero ya no está
el golpe ya no está
la eyaculación tampoco.
Trataré de ser oficial en principio.
Lo que ahora vemos son las consecuencias del golpe.
Ahora solo queda el saco roto.
Trataré de ser gráfico al principio.
Inhalo el polvo que sale de los tajos de la bolsa,
de los bolsillos,
del saco de cuero cortado en el colectivo.
Del odio por ese saco nuevo de cuero.
Podrían haberte lastimado, dijo abuelita.
Qué acto de maldad, dijo mamita.
Trataré de ser fiel. A la historia, en principio.
El odio amoroso de la abuelita había cortado el saco con una hoja de
afeitar,
antes del colectivo.
Trataré de ser breve ahora. Especialmente.
Inhalo el polvo mi sangre que mana del saco.
Después te coso el saco de cuero seco.
Y te pongo el pongo.
Trataré de ser gráfico: el saco es la bolsa que está en el piso luego
de caer veinte metros.
Trataré de ser periodístico a esta altura
veinte metros
y algo que cayó del cielo está muerto en la vereda,
no se oyen sirenas ni hay policías cortando el tránsito.
Trataré de ser quirúrgico y trataré de hacerme el boludo:
No pienso sentarme en la vereda para coser una bolsa rota aunque el
polvo no pare.
Trataré de ser memorioso a esta altura
veinte metros de recuerdos
de escombros en bolsa.
El polvo me seca las venas los ojos los mocos
la bolsa se hincha los tajos se abren
pedazos de escombro se escapan ahora
escombritos
piedras de semen viejo.
Trataré de ser flaco
ahora que me estoy hinchando
que no paro de inflarme
que no paro de pesar
y a partir de ahora
trataré de ser alarmista
anunciando estallidos.
Una bolsa cayó y se infló de abuelas y mamis cremadas
a esa altura
(veinte metros)
no alcanzan los ojos para saber cómo era antes esa abuelita
antes de ser abuelita
antes de romper bolsa
antes de estrellarse contra el piso.
Trataré de ser municipal, en principio
y no reclamaré por baldosas rajadas,
ni por mi figura:
cascotes rotos.
Trataré de ser amable al final
despediré mi arena semen con simpáticos soplidos.
Cierren los ojos por favor.
Entre los curiosos los oftalmólogos presentes
se están haciendo los boludos.
Obra: Antoni Tàpies |
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