De pronto te avivás que estás cansado,
que ya no te bancás ningún reproche.
Te da pavura que llegue la noche,
porque ella se piantó ... y está a tu lado.
Cuando sentís al de la zurda helado
y la angustia te chapa del gañote,
te ronda una pregunta en el marote:
¿qué pasa o qué carajo habrá pasado?
El cotorro ya no es lo que antes era...
Por cualquier boludez se arma la rumba
y te deja forfái la pelotera.
¡Es hora de rajar! Poné primera
y al toque acelerá, que en una tumba,
empieza a convertirse la catrera.
Sebastián Ospina |
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