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15 ene 2012

LAS QUE DUERMEN DENTRO

Cuando Serpieri miró a Drunna en sus escaleras, la admiró voluptuosa y hembra sin igual. Los mutantes de La Mandrágora estaban enmohecidos observando de arriba a abajo, de costado, por delante y por atrás a la criatura grave y roja que los desafiaba desnuda y nácar.
Sin embargo, por la espiralada lengua mórbida y grave de la Dama resoplaba el dolor y mientras se reflejaba el brillo oscuro de sus ojos en la armadura de forja de La Otra Tierra, ella temblaba de ardor.
Florina Vasordiel había llegado y como sedienta bestia arrodillada ante su Amo brutal, mordía la carne hasta hacerla jirones entre sus dientes. Bebía y era súcubo morado.
Drunna resopló barro y Lilith - la desterrada por amplia - surgió desde las luces violetas en clara defensa a su sueño y, grave en su mordida, molió voces:
"He yacido con el primer hombre siempre debajo y a que por haber sido hechos iguales debemos hacerlo en posiciones iguales, yo me niego" -dijo -
Y cansada de que Dios no atendiera sus reivindicaciones y la echara del Paraíso... masculló bronca. Llegaba otra luz mortal.
Va a amanecer nomás.
Y entonces Eva García, creada a partir de una de las costillas de Adán y por lo tanto sumisa, lloró.
Sonaría sí el despertador a las 6. Como todos los días. A la misma putísima hora y en el mismo putísimo lugar.
Y a la misma putísima hora y en el mismo putísimo lugar, las mujeres todas que duermen dentro de ella misma, se espantarán ante la ducha de este Julio frío. Ante la misma pava y el mismo mate.
Y él sigue durmiendo en su forma habitual.
En pijama a rayas de franela bordó.


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