La memoria de los hombres atesora siempre lo que se ha hecho; casi nunca guarda lo omitido. Habrá una isla en esta existencia en donde desembarcar un tiempo. Pensar… cargar el depósito de esperanzas y luego partir para empezar de nuevo desplegando otra vez la vida como un menú infinito. Cerrar esa puerta por donde se nos escapa todo, las pasiones, la memoria y que, si nos descuidamos, se nos escape nuestro tiempo disfrazado de último instante. Es la vida un escaparate de artículos locos. A veces una vidriera hostil donde hasta los maniquíes te molestan. La vida sigue avanzado como una noria que uno mismo empuja. Como los giros continuados de la calesita que ya no está en la plaza. No es necesario provocar al destino. El lo hace solo y es muy creativo. Nada es más estúpido que llegar demasiado tarde. Todo sería mejor si, vestida de minifalda negra, la muerte fuera adolescente…
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