Dame una edad
porque me pierdo
que sea angosta y sola
para mi
pie
que toda vez que tiembla
reconoce el camino
y se desvía
Dame una edad
a cambio
de las monedas breves
bajo el labio
que al mínimo trasluz
se parte y huye
o se
concede
Dame una edad
como mi amante
intemporal y áspera
en un cuerpo
que repare el infierno
que te ofrezca la carne
y el
insomnio
Dame una edad
que me destruya
que se aloje sin freno
entre
los huesos
que derrote a las otras
que arremeta
Una edad
sin medida
del daño
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