El beso sobrevuela,
nos encuentra,
nos cae encima.
Bofetada
vertical
nos desparrama.
Nada podemos hacer
más que aletear lenguas
despegar.
Primero
unos centímetros
tímidos.
Pero el beso se ríe y ahora bufa.
Nos descarga su aroma en los hocicos
La manada de sexo se prepara
se desboca y rebota.
Rebuzna.
Muge en las arterias.
Desgarra las pupilas.
Al final el beso se retira.
Callado.
Y nos deja estampados contra el techo.
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Imagen: Sun Yongyin. |
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