Había escrito en su agenda aquella frase de Jim
Morrison "A veces basta un instante para olvidar una vida, pero a veces no
basta una vida para olvidar un instante".
Quería mostrársela a todos, pegarla en algún lugar
de la casa.
Pero se olvidó donde vivía.
Lo encontraron atándose los codos y lamiéndose la
punta de los pies en el lugar opaco y sucio que él llamaba inocencia.
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Foto: Robert Burton. |
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