No me pienso no. No creo que haya
ninguna ciudad ni pueblo ni continente ni universo entero que se parezca al
paso del tiempo y al desvivir transcurso, volviéndome en mí, deshaciendo horas
y haciéndolas nuevas. Naciéndolas. Ni un minuto que se vuelva al estómago o al
corazón de agua. No me pienso y me tropiezo y me tropienso. El consuelo se
parece a la angustia de la flor plastificada, de la foto carné y de la carne
con ojos devorada. Ahora sueña el canto de la voz suspirada para matar un poco
el cuerpo que me queda. Algo ralo solo minúsculo tanto grande dónde nos quedó
el verso, se me desangra la hebra gitana entreverada entre los dedos allá donde
la nuca con mi pienso. No me pienso no. No me empiezo no.
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Obra: Evgenia Gennadia. |
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