Phil Bliss |
A veces, ocurre
lo temido
Eso que nos
interrumpía el sueño.
Y otra vez
vemos en el techo,
En la temible
oscuridad del techo,
Que otro imbécil
olvidó cerrar la jaula de los leones
O que surcan el
cielo, sobre nuestras cabezas,
Presuntamente
inofensivas
Las piedras
ardientes de otras Pompeyas y Herculanos.
Seguramente
hoy, el auto tampoco volverá a arrancar
O peor aún,
Habrá de
detenerse sobre las vías de un tren imaginario
Con el
maquinista, otra vez, mirando hacia otro lado.
Desde mi cama,
puedo oír el traqueteo de ese tren
Yendo y
viniendo por los rieles,
Pero se va más
veces.
Veo en la
oscuridad,
Que tampoco ha
llovido sobre las margaritas,
Esas flores
amarillas llenaban en verano los corrales.
(Los días
nublados eran los mejores)
Y la soledad de
aquel niño sobre el terraplén
Con sus perros
siempre alertas.
El amor por el
fuego, por la lluvia,
El culto
inconsciente con mis muertos,
Miedos que
alguien olvidó en mi adn.
Todo pagano,
mitología heredada,
Escrupulosa
abuela que me engaña,
Este insomnio;
Sueños que terminan
alcanzándome.
Tropiezo con
ellos en las noches, me persiguen
Esos perros,
esas piedras,
Aquellas
margaritas.
Para que se
entienda,
Cuestiones, que
olvidé seguir soñando
Por estar
siempre ocupado.
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